“Porque el Espíritu que Dios les ha dado no os esclaviza ni les atemoriza. Por el contrario por su intermedio nos adopta y nos permite decir a Dios “Papá”. Rom VIII,15
En mi país, por muchos años existió una costumbre que se refería a los hijos que nacían antes del matrimonio o fuera de él. Ellos recibían apodos discriminatorios y ante la Ley no tenían ninguna protección ni amparo de parte de sus padres. Obviamente que el amor de mamá siempre estaba y a veces el papá también asomaba de vez en cuando, pero a la hora de responder económicamente o a la hora de repartir una herencia, este hijo no tenía ningún derecho. Por otro lado existe hasta el día de hoy lo que llamamos “Adopción”, o sea, que un niño o niña en situación de horfandad, es acogido por una familia e incorporado a ella. Pero ocurre que en muchos países la Ley también es injusta en estos casos ya que por ser “Adoptados”, eran algo así como una segunda categoría y también perdían casi todos los derechos que podían haber tenido si fueran hijos nacidos del matrimonio que los adopta. Es una realidad muy triste. ¿Te lo imaginas?…. vivir toda la vida dentro de una familia que los acoge, entrega amor y considera verdaderos hijos y por culpa de la Ley, no tener los mismos derechos que los hermanos tienen por ser de distinto nivel legal.
Era una realidad muy triste, marginaba a personas, era injusta, miraba con desprecio a algunos.
Hace algunos años, esta legislación cambió en mi país y todos los niños y niñas, todos los hijos nacidos antes de un matrimonio, fuera del mismo, con papá reconocido o ausente, el que es adoptado, todos son simplemente hijos. Todos son legítimos, todos tienen los mismos derechos y ya nunca más habrá hijos de primera y segunda categoría. Al fin ante la Ley todos tienen los mismos derechos.
En la vida espiritual a veces pasa lo mismo. Claro, si hasta ocupamos las mismas palabras, a Dios le reconocemos como nuestro Padre. Si él es el Padre, nosotros somos los hijos, pero ocurre que para que seamos hijos legítimos, debemos hacer un trámite, de lo contrario nosotros mismos nos negamos a recibir todas las bendiciones, beneficios, herencias y ser iguales a los demás. ¿Cuál es el trámite?…. se parece mucho a la adopción y es reconocer a Cristo como Salvador. Con tal decisión, Dios nos transforma en Hijos Adoptados, legítimos y acogidos con todo su amor. ¿Te gustaría que un millonario europeo, con castillos y tierras te adoptara y dejara la herencia?……. Obvio!!!!,
Te invito a aceptar Cristo y a ser adoptado por Dios para recibir una maravillosa herencia eterna y comenzar esta semana a vivir como el más mimado de los hijos del Padre celestial.