“Esta es otra orden que dio Moisés hace muchísimo tiempo:”Amen a su prójimo y odien a su enemigo”. Pero ahora yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los maltratan, así demostrarán que actúan como su Padre que está en el cielo ….si ustedes aman sólo a quienes los aman ¿qué premio recibirán por eso?… si saludan sólo a sus amigos, no hacen nada extraordinario… hasta los que no creen en Dios hacen eso. Ustedes deben ser perfectos como Dios, su Padre que está en el cielo es perfecto.” Mt V, 43-46
La verdad es que hay siempre alguien en medio o alrededor de mi vida que me cae mal. ¿te pasa lo mismo?…… parece natural.
Normal es que tengamos mayor afinidad y cultivemos amistad con quienes nos caen bien, tengamos ideas comunes, gustos similares, opiniones parecidas, etc.
Ahí aparece la figura del compadre, la amiga del alma, el compadre, el socio, etc. Con ellos compartimos tantas cosas que a veces son más cercanos a nosotros que nuestros propios hermanos o hermanas y lo mejor de todo es que nosotros mismos los escogemos, a diferencia de nuestros parientes. Dios se alegra de ver como desarrollamos la amistad, la confianza, el compartir penas y alegrías con nuestro mejor amigo o amiga….. la pregunta es si tanto Dios se complace en las relaciones amistosas, ¿Por qué pone en mi camino a esa persona que me desagrada tanto?…¿Por qué justo a mí tenía que tocarme trabajar en grupo con ella o él?..¿Por qué tenían que invitarlo también a esta fiesta?
Parece que Dios disfruta cuando se cruza por nuestro camino esa persona…….
¿Sabías tú que pueblos primitivos sometían a pruebas a los niños y niñas para demostrar que estaban madurando? Los Onas, pueblo originario del sur de Chile, acosaban a los adolescentes con monstruos simbólicos, feas máscaras y cuerpos pintados y si soportaban el momento eran incorporados como hombres y mujeres grandes.
¿Será que Dios te pone a prueba para ver cuanto vas madurando en tu relación con los demás?….
Generalmente ocurre que al acercarnos un poco que sea a aquellos que no son de nuestra simpatía, terminamos al menos conociendo algo “que no era tan malo”, a veces una vivencia distinta al entorno en que siempre nos encontramos nos demuestra que aquel personaje “no era tan mala onda al final”. Incluso hay casos de personas que se odiaban hasta que tuvieron que conocerse un poco más y terminaron siendo buenos amigos.
Es posible que orar por quienes nos caen mal no resulte muy atractivo, pero Dios dice que no tiene mucha gracia hacerlo sólo por nuestros amigos. Aceptemos el desafío de orar por quienes no son de nuestra simpatía. Te aseguro que al dejar de mirar sólo los defectos del otro, verás escondido por ahí el lado bueno y mejore nuestra relación con nuestros compañeros y amigos.